El arte no una inversión fácil para el ciudadano de a pie. El alto precio de las obras y la necesidad de saber valorarlas en su justa medida son las dos barreras que dificultan el acceso a estas inversiones. Sin embargo, el inversor debe saber que una vez superado este hándicap, el arte puede convertirse en una inversión muy rentable.
El mercado mundial del arte mueve 26.000 millones de euros al año. De este importe, casi la mitad corresponde a EEUU, un 25% a Reino Unido y el porcentaje restante a Francia, Alemania y Suiza. En España este mercado, hasta ahora minoritario, está en plena fase de crecimiento. Muestra de ello es el interés creciente de los inversores institucionales, la banca privada y los fondos europeos por este tipo de inversiones y la puesta en marcha de nuevos museos con excelentes colecciones repartidas por todo el país.
El inversor siempre debe tener en cuenta que cuando la bolsa pasa por un ciclo bajista el mercado del arte atraviesa uno alcista y viceversa. Para conseguir una mayor rentabilidad en los ciclos alcistas que el mercado del arte ofrece es aconsejable comprar buena calidad y para ello es necesario estar bien asesorado. Por este motivo, el inversor debe rodearse de expertos en la materia que le permitan obtener la máxima rentabilidad posible.
La principal desventaja de este tipo de inversiones es que su liquidez es muy inferior a la de las acciones y a la de la inversión en inmuebles. La fiscalidad supone otro problema para aquellos que heredan obras de arte ya que no pueden hacer frente a la tributación de obras con valoraciones multimillonarias.
El inversor debe tener en cuenta unas reglas de oro para no errar en este mercado:
1. Si eres un inversor novato, rodéate de expertos que te aconsejen sobre las mejores inversiones.
2. Determina si la demanda por pieza puede estar influida por modas de corto plazo. En casos así, debes comprar y vender lo más rápido posible para, de esta forma, poder obtener los mayores beneficios.
3. Siempre debes comprobar tanto la autenticidad de la pieza y como la de las firmas y para ello, lo primero que tenemos que hacer es pedir un certificado de autenticidad que sirva de prueba para poder reclamar judicialmente ante posibles engaños.
4. La liquidez supone un verdadero problema para los inversores ya que una obra de arte no puede convertirse en dinero de forma inmediata. 5. Es recomendable limitarse a una única modalidad de arte. Si nos ceñimos a pinturas de una determinada época podremos aprender con más facilidad sobre el mercado en el que estamos invirtiendo.
6. Una vez que el inversor ha adquirido las obras de arte debe cuidarse de asegurarlas para proteger su inversión contra posibles robos.
7. El arte es una inversión muy arriesgada. Por este motivo, este tipo de inversiones no deben suponer más del 5% ó 10% de nuestra cartera de inversión.