Cada vez son más los hombres que quieren dejar atrás su cuerpo delgado o sus curvas de la felicidad para buscar un cuerpo musculoso. No solo por verse bien, sino también para conseguir ganar autoestima. ¿Eres uno de ellos? Entonces atento a nuestros consejos para subir el volumen muscular de forma lenta pero progresiva. Nunca olvidéis que para conseguir un cuerpo 10 se necesita tiempo, esfuerzo y mucha constancia. Una buena forma para no tirar la toalla tras la primera semana de esta nueva forma de vida es la visualización. Cada vez que sientas que vas a flaquear, imagina cuál es el cuerpo que deseas, cómo se verán en tu cuerpo esos músculos que quieres lucir y entonces aprovecha ese subidón de energía que da la imagen mental que te has hecho para seguir con el objetivo marcado.
Cambia algunas rutinas
La más importante es cambiar los hábitos de sueño. Desde siempre nos han inculcado que el cuerpo tiene que disfrutar de 8 horas de sueño cada día para amanecer con energía. Pero siempre existe una excusa para trasnochar, ya sea un libro interesante o un programa de la televisión. Si buscamos tener una buena musculatura es importante respetar estas horas mínimas de sueño. Los músculos necesitan descansar y regenerarse tras el entrenamiento, acciones que solo puede hacer mientras dormimos. Si no descansamos lo suficiente tras una sesión en el gimnasio, el cuerpo arrastrará ese cansancio. Esto provocará que, a la larga, el entrenamiento produzca resultados menos positivos de lo esperado.
Otra rutina importante para aumentar la masa muscular es la de beber 2 litros de agua a diario. Estar bien hidratado es necesario para que los músculos se desarrollen correctamente. Así que antes de empezar la rutina de ejercicios es recomendable beber un vaso de agua y tener una botella de 1 litro cerca. Es adecuado detenerse cada 15 minutos de ejercicio para beber un poco de agua a fin de que el cuerpo recupere las sales minerales que va perdiendo por el sudor. ¿Las bebidas isotónicas sirven? Si pero con moderación, de hecho se recomienda el uso de esta alternativa si la rutina de ejercicio dura más de 1 hora.
Añade proteína a tu dieta
Eliminar azucares, alcohol, café y grasas es algo lógico para tener una dieta sana en todos los aspectos. Pero si buscamos desarrollar la musculatura es importante que la proteína sea la base de la dieta. Comer alimentos proteínicos hace que el cuerpo busque una fuente de energía de sus reservas y, por tanto, queme las grasas que tenga acumulada a la vez que las proteínas ayudan a que el músculo se forme y se defina. Sustituye la carne roja por carne blanca, por ejemplo el pollo o el pavo son alimentos llenos de proteínas y con índices muy bajos de grasas.
Pero aunque sea necesario que haya altos índices de proteína en la dieta, no tiene que ser la estrella de todas las comidas. Antes de cada entrenamiento es recomendable comer alimentos ricos en hidratos de carbono para tener la energía suficiente como para afrontar la rutina de ejercicios y no sufrir ningún mareo o desmayo. Así que antes de ponerte en serio a definir esos músculos lo recomendable es pensar primero la dieta de la que harás uso. Un consejo muy útil es ir haciendo menús semanales con antelación y seguirlos a rajatabla. Solo así se evitará el “¿Qué cómo hoy?” y terminar ingiriendo alimentos poco recomendables para conseguir el cuerpo deseado.
Márcate una rutina de ejercicios
Mira tu cuerpo, busca sus puntos fuertes y los débiles. Encuentra esas partes que necesitan más entrenamiento que otras y entonces busca cuál es la mejor rutina de ejercicio para mejorar esas zonas. Al principio es recomendable hacer 50 minutos de entrenamiento como mínimo 2 veces a la semana, dejando siempre como mínimo 5 horas de descanso entre sesión y sesión para que el cuerpo se recupere. A medida que vayamos ganando fuerza y musculatura estas sesiones pueden aumentarse a todas las que se deseen, pero siempre respetando la regla de las 5 horas de reposo. No obstante, antes de aumentar las sesiones hay que tener en cuenta si el cuerpo puede soportarlas. Es importante no forzarlo, porque si lo hacemos no solo aumenta el riesgo de sufrir lesiones, también disminuye la efectividad de los entrenamientos.
No trabajes todo el cuerpo de golpe, es mejor concentrarse por zonas y que sea así más efectivo que ir ejercitando de forma dispersa y no observar tanta mejoría en el volumen muscular. Así que define qué vas a trabajar en cada sesión. Por ejemplo en una puedes centrarte en ejercitar abdominales y durante otra sesión focalizarte en los brazos y hombros. Siempre teniendo en cuenta que los músculos deben desarrollarse de manera equilibrada, lo que ayudará a evitar antiestéticos resultados donde hay zonas bien desarrolladas y otras sin apenas musculación.