No hace falta ser un experto, para darse cuenta de que los Red Bull ya no son esos monoplazas que han dominado la Fórmula 1 en los últimos años. La falta de fiabilidad ha llegado a tal punto que si no solucionan el problema en los toros rojos, el Mundial será cosa pasada en poco tiempo, incluso prematuramente.
En 2010 y 2011 era tal la superioridad de los coches, que prácticamente se paseaban en cada Gran Premio, eran los más rápidos, pero sobre todo, los más fiables. Este último punto es al que Christian Horner debe buscarle una solución inmediata o verán escapar las chances de defender la corona. Al bólido de Vettel se le ha roto el alternador en Valencia e Italia, algo que no puede suceder en una escudería con aspiraciones de campeonato, y este hecho nos deja ver que el motor de los Red Bull sufre un exceso de calor importante.
Podría decirse que, los toros rojos ya no son tan bravos como lo eran, en esto mucho ha tenido que ver la decisión de la FIA de sacar los difusores soplados, algo a lo cual le han sacado el máximo partido los de Milton Keynes. El punto de alarma ya ha sido alcanzado por la escudería del energizante.