El avalista es aquella persona que se compromete a respaldar al avalado, es decir persona que solicita el préstamo, (Hijos, herman@s o amigos) en caso de impago de la deuda contraída, se respalda con todo capital y también con los bienes. Este hecho hace que la figura del avalista corra una serie de riesgos a tener en cuenta antes de asumir la responsabilidad que conlleva avalar una operación de crédito frente a la entidad financiera.
¿Cuáles son los riesgos de ser avalista?
Riesgos del avalista
En este caso, el avalista asume todas las obligaciones que tiene el avalado. Por tanto, en el momento en que el solicitante del préstamo deje de cumplir las obligaciones de pago, se extienden al avalista. Éste debe saldar el importe total pendiente de la deuda, y así evitar las consecuencias que se derivan del incumplimiento que acabaría asumiendo el avalista en este caso.
Una vez iniciado un proceso acreedor sin ser fructífero, el siguiente paso es la inclusión en las listas de morosos.
Posteriormente y siempre en caso de no extinguirse la deuda, se inicia un largo proceso judicial contra el avalista. El mismo que si se tratase del solicitante de la financiación, ya que las obligaciones son las mismas. Este proceso puede finalizar con el embargo de las cuentas del avalista, de los bienes (casa, coche…) y también de una parte de la nómina, sin exceder del Salario Mínimo Interprofesional. Es importante señalar que la edad no afecta para llevar a cabo el embargo, por lo que una persona jubilada también se expone de la misma manera.
Después de conocer las graves consecuencias, es importante que se estudie la solvencia del avalado y no solo dejarse llevar por una cuestión de confianza.