El capitalismo y la ética no van siempre de la mano. De hecho, hay varios tipos de inversores, los que buscan empresas éticas o socialmente responsables y los que les da igual donde invertir con tal de rentabilizar su dinero.
Hay muchos inversores que se niegan a participar con su dinero en industrias armamentísticas, tabaqueras, empresas de residuos tóxicos, de explotación infantil… Sin embargo, hoy en día es complicado encontrar empresas que se alejen de este tipo de actividades ya que las energéticas, los medios de transporte, las tabaqueras, las operadoras de telefonía y los bancos son algunas de las compañías que quedarían fuera de este tipo de inversiones.
Por este motivo, el inversor ético tiene que ser transigente y buscar inversiones socialmente responsables que satisfagan algunos de estos criterios, aunque de forma gradual.
Este tipo de inversores debe fijarse en la Pirámide de Monsen, que marca cuatro niveles de actuación para las empresas. Aquellas compañías que cumplan con los tres niveles superiores se pueden considerar éticas.
Primer nivel: cumplir con la Ley. Las empresas que cumplen este requisito son legales pero no son necesariamente éticas.
Segundo nivel: satisfacer las necesidades de los grupos de interés. La empresa se preocupa por el bienestar de sus empleados, administradores o accionistas más allá de lo que marca la Ley. También paga a sus acreedores.
Tercer nivel: Satisfacer expectativas. La empresa es capaz de identificar problemas que afectan a la región o país en el que operan, y proponer soluciones.
Cuarto nivel: Crear expectativas. La empresa no sólo se esfuerza por solucionar lo que no funciona, sino que aporta bienestar futuro a esa región.
Aparte de estos criterios, el inversor tiene que tener en cuenta unos criterios de selección mucho más concretos. En primer lugar, se deben aplicar los Criterios Excluyentes, que son aquellos que excluyen por completo a aquellas empresas que se dediquen a determinadas actividades como el alcohol y el tabaco, y en segundo lugar, los Criterios Valorativos, aquellos que velan por la igualdad de oportunidades a los trabajadores, de sexo o nacionalidad, por las iniciativas medioambientales o las relaciones con la comunidad.
En España, hay muy pocas empresas que cumplen estos requisitos ya que tan sólo ocho pertenecen al índice FTSE4 Good Europe en estos momentos: BBVA, Banco Santander, Bankinter, Gas Natural, Repsol, Inditex, Telefónica y Gamesa.
La necesidad de conocer la empresa a fondo para poder evaluarla siguiente los criterios anteriores dificulta las inversiones. Por este motivo, es aconsejable ponerse en manos de empresas especializadas que nos gestionen los fondos y las carteras en las que debemos invertir.
Muchos inversores creen que este tipo de inversiones éticas resultan menos rentables. Sin embargo, no siempre es así. Es cierto que las empresas éticas son menos numerosas pero también es cierto que es requisito indispensable comparar su evolución en los últimos años y comprobar cuáles son las que principalmente invierten en esos fondos.
La pertenencia de estas empresas a índices socialmente responsables no garantiza el esfuerzo de la compañía por contribuir al desarrollo social de su entorno. Es el caso de muchas multinacionales del sector petrolero, del sector financiero y del farmacéutico.