Una práctica común entre emprendedores cuando se ven apuraos es pedir dinero a familiares y amigos para comenzar su proyecto y negocio. Aquí algunos titulares y consejillos para no tener dificultades con ellos. Organismos especializados y expertos en el mundo del emprendedor señalan que la primera fuente a la hora de financiar sus empresas es la denominada FFF (Friends, Family and Fools). Lógico, un negocio exige capital y no siempre lo tenemos

Si vas a integrarte en el mundo de los emprendedores y tu familia y amigos te acompañarán en la aventura como inversores, toma nota de estos consejos con las que evitarás conflictos, malos entendidos y, sobre todo, conservarás intacta tu buena relación.

Entre inversores no hay remilgos

Olvídate del parentesco y de los años de amistad y sé un buen profesional. Para ello, tendrás que desarrollar un plan de negocios lo suficientemente claro y transparente para que tus inversores sepan exactamente cómo se va a invertir su dinero, cuáles son sus expectativas de crecimiento y cuándo va a ir alcanzando cada meta. Recuerda que ellos creen en ti y en tu proyecto.

Cuentas claras para amistades largas

No asumas que todo tu entorno va a tener claro cuándo va a recibir ganancias o el capital invertido. Por eso, lo más recomendable es que todo quede por escrito –capital invertido, porcentaje de ganancias y tasa de retorno, para que todo el mundo conozca las condiciones y tiempos de respuesta. Además, esto te obligará a comprometerte y a trabajar para devolver el capital prestado en la fecha señalada.

Ni buenos ni malos

El hecho de que tu familia o amigos sean tus inversores no significa que tú o tu negocio estén obligados a operar como ellos quieren. Nuestro consejo es que redactes un apartado en el que aparezcan tanto los derechos como las obligaciones de las dos partes, incluye también las condiciones y plazos en las que un inversor puede retirar su capital.

Todo o nada

Antes de emprender deberás considerar la posibilidad existente de fracaso. En ese sentido, lo recomendable es que junto con tus amigos y familiares lleguéis a un acuerdo respecto a qué harán en caso de que el negocio no funcione: ¿Devolverás el capital que te han prestado con un extra por penalización? ¿Aceptarán sólo lo invertido o te condonarán la deuda?

Nuevos códigos de comunicación

En este acuerdo tú eres el que sabe de negocios y por ello deberás estar siempre abierto a resolver dudas y a escuchar a tus inversores. Planea juntas o reuniones periódicas para informarles acerca de la evolución de la empresa, si hay problemas no lo ocultes para celebrarlo cuando haya ganancias.

Como verás, pedir apoyo a la familia o a los amigos no está prohibido, ni tiene por qué convertirse en la antesala de una guerra sin final; Al revés, con claridad, honestidad y todo por escrito, puede resultar una excelente vía de financiación.

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