Cada día se generan millones de toneladas de basura en todo el mundo. Algunos de estos desechos son los metales, que representan el 10% de los desechos que generamos todos los días. Pero ¿cómo y dónde se pueden reciclar los metales?

Electrodomésticos usados, electrónica, latas de comida, pintura, motores, herramientas, cables … En nuestra vida diaria, estamos rodeados de este tipo de productos: metales, que pueden ser reciclables. Y es que, la mayoría de metales se pueden fundir y reprocesar para crear nuevos materiales. Esta es la mayor ventaja del reciclaje de metales, no solo puede beneficiar mucho al medio ambiente, sino que también pueden reciclarse varias veces sin perder la calidad inicial. Esto evita el agotamiento de los yacimientos donde se extraen los metales.

No obstante, no todos los metales se pueden reciclar de la misma manera. Lo ideal es clasificarlos según sus características. La mayor división de los metales suele ser entre: metales ferrosos, como el acero o el hierro y metales no ferrosos, como el aluminio, estaño, cobre o bronce.

En la actualidad, los residuos o basura electrónicos, ha provocado un problema importante en el reciclaje de materiales por lo contaminantes que son. Con el paso del tiempo, estos residuos conocidos como RAEES han crecido de manera muy acelerada. El problema es muy grave por la toxicidad para el medio ambiente.

¿Cómo funciona una planta de reciclaje para este tipo de materiales?

Primero, se desmontan y desinfectan los RAEE. Se deben eliminar los compuestos peligrosos como el aceite, el mercurio o el asbesto y muchos otros compuestos que son desperdiciados en equipos eléctricos. Posteriormente, los desechos se triturarán y se dividirán en cuatro categorías: metales ferrosos, otros metales no ferrosos, vidrio y plásticos.

Estos materiales reciclados se vuelven a poner en el mercado como base de nuevos equipos eléctricos, ahorrando así el uso de materias primas de la naturaleza y ajustándose al concepto de economía circular.

Una vez terminados, estos materiales ya son aptos para el reciclaje y se utilizan en nuevos productos, ahorrando así el doble de energía y materias primas. Sus respectivas proporciones dependerán del tipo de equipo en cuestión.

Los metales que pueden reciclarse

Estos materiales que tenemos en los hogares pueden estar compuestos de varias formas. Es decir, se pueden encontrar metales puros o aleaciones fusibles. Algunos de los metales que pueden reciclarse son:

  • Acero: de los más comunes. Podemos encontrarlo en coche viejos, latas, clavos, electrodomésticos, chatarra de industrias, etc. Este metal sufre una baja degradación al ser reciclado, por lo tanto, puede ser reiterado su uso y su reciclaje. Los productos que contiene acero suelen durar mucho en el tiempo.
  • Aluminio: las latas es el producto más común que contiene este material. La producción inicial es de las más contaminantes. Se emiten numerosos gases a la atmósfera y esto provoca la lluvia ácida.
  • Entre otros encontramos: el plomo, oro, plata, cobre, latón o bronce.

Los metales que no pueden reciclarse

A la gran mayoría se le puede dar un segundo uso, pero las perchas de ropa, las latas de aerosoles o los contenedores de pintura, no pueden sufrir este proceso.

Lo importante de todo esto es, además de reciclar, intentar dar un segundo uso a estos materiales. La reducción del consumo del día a día puede reducir el impacto negativo sobre el medio ambiente.

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