Cada vez que intentes realizar cambios positivos en tu vida, encontrarás resistencia.

A veces la resistencia es interna, es decir, tú contra ti mismo.

Comenzar un negocio es un enorme cambio. Para protegerte, te pondrás tantos obstáculos en tu propio camino que olvidarás porqué querías emprender.

Todo eso es una resistencia al cambio. Por regla general esta resistencia es en realidad una buena señal. Significa que estás llegando al límite y que estás dispuesto o dispuesta a cruzar tus propias líneas rojas. Lo que normalmente ocurre es que junto con esos debates internos se suele unir para complicarlo todo una gran cantidad de resistencia externa de toda la gente que te rodea.

Desde los padres que te dicen “debes ser realista” hasta los típicos “sé que tu sueño es montar una academia pero cómo vas a dejar tu trabajo estable de tantos años“.

Los compañeros de trabajo que te dicen que debes ser feliz con lo que tienes, que debes estar agradecido de estar currando o que eres un inconsciente montando algo con la coyuntura económica que tenemos.

Incluso los amigos que pueden llegar a desanimarte, a desalentarte o que escuchan tu proyecto en cinco minutos mostrando un interés puramente cortés y por cumplir.

Eso es lo que llamamos la resistencia externa. Si dejas que te afecte a la hora de tomar decisiones, los resultados pueden ser desastrosos. La realidad es que las personas que te critican por hacer lo que te gusta no están entendiendo realmente tu “porqué”.

No entienden por qué tus sueños, pasiones y deseos son tan importantes para tí. Y eso no está bien. Es perfectamente lógico vivir una vida que los demás no entienden.

Es perfectamente lógico elegir una carrera que no es la normal.

Es perfectamente lógico quedarse toda la noche despierto trabajando en algo que te importa, incluso si todavía no estás haciendo dinero en ese momento.

Es perfectamente lógico ser un bicho raro.

Lo único que no es lógico es renunciar a tu personalidad única o esconder tus potenciales porque alguien se encargó de hacerlos bajar de categoría.

Así que nuestro consejo es salir y vivir la vida en nuestros propios términos. A su debido tiempo, todas esas personas que se burlaban se preguntarán “¿cómo lo hizo?” Y entonces tú sonreirás.

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