Mediaset, uno de los principales grupos audiovisuales en España, surgió en 1989. Fue entonces cuando, a través de Gestevisión Telecinco S.A. y al amparo de la ley de televisión privada del gobierno de Felipe González, obtuvo su licencia de emisión, al mismo tiempo que Antena 3 y PRISA TV.
En su incipiente estructura societaria, el grupo estaba participado por Fininvest –de la que hablaremos más adelante (25%)–, ONCE (25%), la Sociedad Europea de la Sociedad de Comunicación e Información (CECISA) –propiedad de Ediciones Anaya (25%)–, Juan Fernández Montreal –dueño de chocolates TRAPA (15%)– y Promociones Calle Mayor, en manos del empresario y promotor Ángel Medrano Cuesta (10%).
Un año después, en 1990, Telecinco se convirtió en la segunda cadena privada en España, y en 2005 dio el gran salto en el mercado bursátil incorporándose al IBEX-35, club donde ha permanecido hasta el 22 de junio de 2020, cuando fue reemplazada por la farmacéutica Almirall.
El punto de inflexión, tanto en su composición interna como en su estrategia y funcionamiento se produjo durante el periodo 2005-2011, con la llegada de la TDT. Telecinco creó entonces tres nuevos canales –La Siete, Factoría de Ficción y Divinity– y adquirió Cuatro, que hasta entonces pertenecía a PRISA –que permaneció como accionista mayoritario hasta 2015, cuando cesó su actividad en el grupo–. También se hizo con el 22% de Canal + –que vendió después a Telefónica–, y cambió su nombre por el de Mediaset.
En la actualidad, el grupo se dedica principalmente al desarrollo de contenidos audiovisuales y opera a través de las cadenas Telecinco, Cuatro, Factoría de Ficción, Boing –canal infantil que comparte junto a Warner Bross–, Divinity, Energy y Be Mad. También es propietario de MiTele, una plataforma de contenidos en directo y a la carta.
Además, Mediaset posee su propia filial publicitaria, Publiespaña, concesionaria del espacio publicitario de sus principales canales y que, a través de Publimedia Gestión, se ha convertido en la empresa de referencia en este sector para los principales canales españoles, pues entre sus clientes se encuentran Canal Hollywood, Canal Cocina, Canal Cocina, Sol Música, Cosmpolitan, 40 TV, Gol Televisión, Vodafone TV, tras la ruptura con Telefónica y Movistar.
¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS Y CONTROLA ECONÓMICAMENTE ESTE EMPORIO TELEVISIVO?
Mediaset España es uno de los tentáculos que Silvio Berlusconi y su familia extienden por el mundo. Los Berlusconi son el principal accionista de la sociedad y controlan casi el 50% de acciones a través de Mediaset Italia, el holding empresarial fundado en 1978 por el propio Silvio Berlusconi y que más tarde aterrizó en España para comprar la división audiovisual de PRISA y controlar, junto a Telefónica, buena parte de las comunicaciones del país.
El grupo en España también estuvo participado por PRISA y por Vocento a través de la Corporación de Nuevos Medios Audiovisuales S.L.U. Este último fue el segundo accionista hasta los años 2008 y 2009.
Por su parte, Mediaset Italia, antigua Telemilano, tiene en sus manos canales televisivos italianos (Canale 5, Italia 1 o Rete 4) y numerosas emisoras de radio, pero también opera en otros sectores. Por ejemplo, participa en el negocio del fútbol y ha adquirido el Monza, un equipo de tercera división. Y, a través de Fininvest, controla la dirección editorial de Mondadori, el Banco Mediolanum, el banco de inversión Mediobanca, el Teatro Manzoni y la empresa biotecnológica MolMed.
Las acciones de Mediaset España que no controla su homóloga italiana fluctúan en el mercado y están, por tanto, en manos de accionistas extraños que conforman una cartera basada en sus intereses particulares. Esos son los que, a la postre, terminan por condicionar en mayor o menor medida la actividad comunicativa e informativa.
En este sentido, Mediaset España no es ajena a la entrada en su accionariado de los fondos buitre, que cada vez tienen mayor influencia en el sector y tienen efectos negativos sobre la libertad de prensa y la transparencia. Blackrock, Invesco y Fidelity controlan, según la CNMV, más de un 8% del Grupo.
Blackrock llegó en 2019 y tiene más del 4% de Mediaset, además de inversiones en Atresmedia y Planeta. Este fondo es uno de los grandes tiburones de las finanzas a nivel mundial, con intereses en el sector de la defensa (Safrán), el farmacéutico (Novo Nordisk) o el deportivo (Adidas).
Fidelity International, por su parte, supera ya el 1% de las acciones, inversión que compagina en la bolsa española con negocios como Telepizza, la cadena hotelera Sol Meliá, Unión Fenosa, Codere, Acciona o Red Eléctrica de España.
Invesco Limited es otro de los accionistas significativos y, con casi el 2% de inversión, es una de las gestoras de fondos estadounidenses más activas en el mercado español, donde recientemente ha adquirido 22 millones de títulos de Deoleo, fabricante de las empresas Hojiblanca y Carbonell.
Otro de los fondos que han aterrizado en Mediaset es Adelphi Capital, con sede en las Islas Caimán y que a principios de marzo notificó a la CNMV que contaba con un 1’35% del capital.
Junto a ellos, y en pleno desastre bursátil para las televisiones y sus cotizaciones, acaba de entrar en el capital JP Morgan Assets Manager (con más del 3%), la gestora de activos del banco estadounidense del mismo nombre. JP Morgan tampoco es un recién llegado a España, ya que ha puesto en manos del Santander la buena marcha de su fortuna en Brasil, donde los Botín tienen más de 81.000 millones de dólares en activos.
Sand Grove, dirigido por el inversor Simon Davies, ha sido otro de los fondos que han entrado en la televisión, con la compra del 1’7% de su capital. En su cartera también figura ser el segundo accionista de OHL, sólo por detrás de la familia Villar Mir.
El poder económico y bursátil tiene también su reflejo en la composición del Consejo de Administración de Mediaset, donde se sientan figuras como Cristina Garmendia exministra de Ciencia e Innovación con José Luis Rodríguez Zapatero y una habitual del IBEX: es consejera de Caixabank y de la consultora Everis desde 2019, fue consejera y directiva de la aseguradora Pelayo y pasó también por el consejo de administración de Gas Natural Fenosa (hoy Naturgy), firma a la que sigue vinculada, a través de la familia March, por su cargo de consejera en la Corporación Financiera Alba.
También ocupa un lugar destacado Javier Díez de Polanco, ex de Prisa, sobrino del fundador del grupo y encargado de su sección audiovisual. Díez de Polanco fue hasta 2009 consejero delegado de Sogecable, cargo que compatibilizó con los de director de El País, As y Cinco Días y de consejero delegado de la Cadena Ser. Consuelo Crespo Bofill, expresidenta de la delegación de UNICEF en España, y –hasta hace unas semanas– Helena Revoredo, consejera independiente del Banco Popular y Endesa, y presidenta de Euroforum y Prosegur son otros de los nombres que desde la sombra definen los intereses de Mediaset.
Entre los últimos movimientos del holding televisivo destaca la compra por parte de Mediaset España de casi el 10% de Prosieben, primer grupo audiovisual privado de Alemania. De hecho, entre la matriz italiana y la filial española, Mediaset controla casi la quinta parte de la entidad germana.
Este paso responde a la intención de Berlusconi de crear un gigante audiovisual europeo, un plan que le ha llevado a los tribunales frente a Vivendi, grupo francés de tendencia socialdemócrata y propietario de casi el 30% de Mediaset Italia. La disputa entre ambos gira en torno a la estrategia de los Berlusconi de fusionar las dos empresas y crear “Mediaporeurope”, una nueva firma con sede en los Países Bajos y que busca convertirse en el principal rival de gigantes como Netflix, al tiempo que compensa la pérdida de ingresos publicitarios por la marcha de los anunciantes a clientes como Google o Amazon.