En las últimas semanas, tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma, la calidad del aire de las zonas cercanas al cráter se ha convertido en una preocupación
Las partículas en suspensión, junto a los óxidos de nitrógeno, son los contaminantes más perjudiciales para la salud
PerkinElmer explica la importancia de controlar las partículas y los compuestos químicos presentes en el aire
Madrid – 14 de octubre de 2021 – Las personas respiran aproximadamente 20.000 litros de aire al día, una cifra que demuestra por qué el deterioro de la calidad del aire está ligado directamente con la salud. Más allá de las enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio, inhalar compuestos tóxicos puede aumentar también el riesgo de padecer cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares, diabetes, deficiencias en el sistema inmunitario o cáncer, entre otras dolencias; muchas de las cuales terminan en muerte. En España, se calcula que más de 30.000 personas fallecen al año debido a la contaminación atmosférica.
La calidad del aire es un problema de salud pública y, por ello, gobiernos e instituciones han aumentado los controles de medición de determinados compuestos tóxicos presentes en el ambiente con el fin de elaborar políticas públicas al respecto. Aunque se trata de una actividad que se realiza de forma constante en determinadas zonas, en las últimas semanas, tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma, dicha medición se ha intensificado.
El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico ofrece información en tiempo real sobre la calidad del aire en La Palma, midiendo compuestos como: Partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), Ozono troposférico (O3), Dióxido de nitrógeno (NO2) y Dióxido de azufre (SO2).
“En este tipo de casos es clave analizar las partículas en suspensión, especialmente las más pequeñas. Ellas son, junto a los óxidos de nitrógeno, los contaminantes más perjudiciales para la salud. Esto se debe a que pueden ser transportadas a través de largas distancias por el viento y penetrar profundamente en los pulmones, donde pueden tener una interacción directa con los tejidos pulmonares, pudiendo incluso alcanzar el flujo sanguíneo”, así lo ha asegurado Luca Piatti, líder regional de EMEIA del segmento de medio ambiente de PerkinElmer, proveedor líder de soluciones de análisis para los mercados de ciencias de la vida, diagnóstico, alimentario, industrial y medioambiental a nivel mundial.
Tipos de sensores y detectores para medir la calidad del aire
Comprender la calidad y la respirabilidad del aire es el trabajo de los laboratorios medioambientales y gobiernos; pero el control del aire exterior no es tan sencillo, pues requiere de un análisis de compuestos orgánicos volátiles (VOC) y semivolátiles que sea rápido, preciso y fiable, y que cumpla las normas.
Existen diversos tipos de instrumentos para la medición de gases: algunos usan sensores catalíticos e infrarrojos; otros, sensores electroquímicos y de semiconductores; y también, ultrasónicos. Todo depende del tipo de gas que se quiera analizar, así como de la concentración y las condiciones ambientales (si es interior o exterior). De ellos, algunos funcionan por absorción, o por desorción térmica y otros por emisiones infrarrojas o ultrasónicas.
Entre los métodos de muestreo para la medición de la calidad del aire están:
El muestreo pasivo, utilizado para reproducir una condición de exposición real. En este caso, el dispositivo permanece en el ambiente durante un tiempo predeterminado y absorbe los contaminantes objetivo. Existen diferentes tipos de dispositivos de muestreo en función de la cantidad, el entorno y el gas que se quiera analizar.
El muestreo activo, que suele utilizarse para acelerar el proceso de análisis. En este caso se utilizan cartuchos llenos de material absorbente con reactivos específicos para atrapar los contaminantes objetivo. Una bomba fuerza el flujo de gas/aire a través de un tubo, acelerando el proceso de acumulación de contaminantes.
Por su parte, entre las técnicas de análisis más usadas para la detección de compuestos orgánicos volátiles se encuentran:
El método de cromatografía de gases con espectrometría de masas GC/MS. Esta técnica suele ser elegida por las normativas medioambientales oficiales por su capacidad cualitativa para identificar con certeza los compuestos químicos y cuantificarlos simultáneamente.
En entornos con atmósferas especiales (no en los análisis ambientales) también existen métodos de medición espectroscópica. En este caso, se atrapa un gas en una celda y un rayo infrarrojo mide la energía absorbida.
Para la identificación y cuantificación de los metales pesados, las técnicas utilizadas suelen ser el plasma acoplado inductivamente (ICP), el ICP-OES óptico o el ICP-MS de masas.
“Medir la presencia de compuestos tóxicos en el aire proporciona información clave que puede mejorar la calidad de vida de la población. Conocer específicamente las partículas que respiramos permite a los gobiernos e instituciones internacionales implementar las políticas públicas necesarias para luchar contra la contaminación atmosférica. Por ello, en PerkinElmer contamos con diversas soluciones como el TurboMatrix™ Thermal Desorber PerkinElmer y el GC/MS PerkinElmer Clarus® SQ8 para compuestos orgánicos y Avio ICP-OES o NexION ICP-MS para metales pesados. Se trata de técnicas que presentan resultados de precisión, recuperación, linealidad y límite de detección”, termina Piatti.