Nadie pone en duda que el jamón ibérico es un alimento exquisito y artesanal, típico de nuestro país, que suele estar presente en los acontecimientos más importantes. ¿Por qué no en tu boda?
¿Quién no disfruta alrededor de unas buenas lonchas de jamón? Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que degustar un buen jamón es un placer muy extendido que ha sobrepasado nuestras fronteras, hasta convertirse en un producto altamente demandado en todo el mundo.
Ofrecerlo en los cócteles de bienvenida, contando siempre con un buen cortador de jamón es aprovechar inteligentemente nuestra posibilidad de tenerlo tan a mano.
Y es que no sólo gratifica el paladar, sino que además puede resultar un verdadero espectáculo también para la vista, ya que cortar el jamón es todo un arte, lleno de belleza, armonía y tradición en el que juegan los cinco sentidos. Una apuesta segura que le dará un toque de distinción a tu boda.
El papel que juega el cortador es fundamental para disfrutar de su sabor en toda su dimensión. Hasta el punto que muchas de las veces lo importante no es únicamente la calidad del jamón, sino las manos y la habilidad de quien lo corta. Cortar un jamón de forma correcta puede convertir una mera degustación en algo realmente extraordinario, pues los sabores y los aromas se ensalzan a través del corte adecuado de la pieza.
El corte debe ser a cuchillo, realizado por manos expertas que sepan cómo prepararlo, por dónde empezar y, sobre todo, qué material usar.
Tanto en el caso de filetes como virutas, el estilo del buen cortador exige obtener láminas finas y uniformes, fruto de un corte realizado de una sola vez. Las lonchas han de ser casi trasparentes, que se deshagan en la boca esparciendo todo su aroma y sabor. La loncha se debe coger con dos dedos y dejar caer en el plato con suavidad, y es muy importante que el jamón sea consumido prácticamente al momento de ser cortado si queremos disfrutar de todo su sabor.