La vida se puede definir de muchas formas, en este contexto se podría decir que la vida es el conjunto de experiencias que nos pasan a lo largo del tiempo en el que somos conscientes. Cuando nos pasa algo que nos afecta, puede ser que pensemos que no está bajo nuestro control y por lo tanto, no podemos controlar lo que nos pasa aunque, ¿qué pasaría si os dijera que gran parte de las cosas que nos pasan sí dependen de uno mismo?
La vida está llena de decisiones, cada día tomamos miles y miles las cuales condicionan nuestro presente y por ende nuestro futuro. El filósofo griego Epícteto dijo: “Lo que importa no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas a lo que te sucede.” Y esta afirmación años después ha sido respaldada por multitud de estudios relacionados con la actitud y con la inteligencia emocional. Por ejemplo, ante una misma situación problemática diferentes personas reaccionan de forma muy distinta ya que cada uno tiene una manera de percibir lo que está pasando, mientras que unos se hundirán fácilmente otros serán resolutivos.
Cada persona está condicionada a lo largo de su vida por todos los eventos que le ocurren, la educación que ha recibido, la influencia de su entorno…Todo ello formará su carácter y como resultado se dará su reacción ante las diferentes situaciones en la vida.
Decía el maestro y escritor Ramiro A. Calle: “Cuando algo no puedo controlarlo en el exterior, al menos sé que puedo controlar mi actitud ante ello. ¡Hay tantas cosas que se nos escapan, que no podemos controlar! Pero siempre podremos controlar nuestra actitud ante todo ello y saber tomarlo con ecuanimidad y calma.”
Se podrían mencionar multitud de aplicaciones útiles de una actitud positiva, estas podrían ser en el ámbito familiar, amoroso, en el trabajo, en los negocios e incluso en el ámbito académico.
En la Revista Educación de la Universidad de Costa Rica se realizó un estudio sobre factores que favorecen el desarrollo de una actitud positiva hacia las actividades académicas. En este estudio llegaron a la conclusión que la autoestima positiva, la motivación, la comunicación asertiva y el manejo del estrés favorecen el desarrollo de una actitud positiva de la población estudiantil hacia las actividades académicas y como resultado, se refleja en el rendimiento de estos alumnos. Por esta y por muchas razones es importante que los niños crezcan en un entorno de comunicación sana para que desde el principio comprendan que pueden controlar sus emociones y utilizarlas para sacar el mejor rendimiento.
Siguiendo con el tema de control de emociones, es indispensable mencionar el bestseller de 1995, Inteligencia Emocional de Daniel Goleman, este fue el que impulsó este concepto en la conciencia pública, colocándolo en un tema de conversación desde las aulas hasta las salas de sesiones de las empresas. Goleman afirmó que “si nos tomamos la molestia de educarles, nuestros hijos pueden aprender a desarrollar habilidades emocionales fundamentales”.
Pero muchos se preguntarán, ¿qué es la inteligencia emocional? Esta se podría definir como el conjunto de habilidades que una persona adquiere por nacimiento o aprende durante su vida, donde destaca la empatía, las habilidades sociales, la automotivación, el autocontrol, el entusiasmo, el autoconocimiento y el manejo de emociones entre otras. Estas cualidades emocionales parecen tener importancia para el éxito y por lo tanto esta forma de inteligencia está muy relacionada con la actitud de uno mismo.
Para finalizar, comentar que es necesario fijarse en personas de éxito para darse cuenta que la gran mayoría han desarrollado estas habilidades, por lo tanto, si una persona quiere crecer en cualquier ámbito es imprescindible trabajar las emociones y la actitud en el día a día.