La atención a las desigualdades, las emociones y las tecnologías deben ser los elementos centrales sobre los que trabajar en el sistema educativo en la era Post COVID en Baleares.
Ésta es una de la principales conclusiones a las que se ha llegado en la 18º edición del Anuario de Educación de Baleares, presentado este jueves en rueda de prensa por el director del estudio Joan Amer, con el apoyo de Bartomeu A. Castell, del IES Joan Alcover de Palma, y Margalida Miralles, del IES Calvià.
Durante su explicación, Amer ha resaltado que el anuario, en el que participan expertos de la esfera educativa en las Islas, pone el foco en las experiencias educativas que están trabajando estos aspectos, «sobre todo en un contexto posterior a la pandemia».
El informe, que será presentado a las 19.00 horas en un acto público en la Cámara de Comercio, es el resultado de un convenio de colaboración entre la Fundación Guillem Cifre de Colonya y la Universitat de les Illes Balears (UIB), y una iniciativa del Grupo de Investigación y Formación Educativa y Social (Gifes) de la UIB.
Amer ha explicado que el futuro de la educación en Baleares, según el Anuario, debe poner el foco en la desigualdad, en la atención y aprendizaje de gestión de las emociones y la integración de las tecnologías en el sistema.
En el primer bloque, el de la desigualdad, el director del Anuario de Educación de Baleares ha abundado en que la pandemia ha acentuado más este aspecto con el confinamiento y el impacto que ha tenido en el mundo laboral.
En este sentido, los expertos explican en el informe que la desigualdad social «no desaparece en la escuela» y, por tanto, el profesorado es el principal aliado de una política educativa «que dé la máxima importancia a la justicia social».
El Anuario, además, enfoca el tema con capítulos de análisis sobre iniciativas contra la segregación social en municipios como Inca o Manacor, y de buenas prácticas educativas en centros escolares situados en zonas vulnerables como el CEIP Es Secar de la Real o el CEIP Verge de Lluc, en Palma. «Hablamos de buenas prácticas con la segregación escolar con el objetivo de abordar la diversificación entre el alumnado», ha dicho Amer.
EDUCACIÓN EMOCIONAL
Otro de los aspectos que los expertos destacan es la educación emocional como un elemento clave en el futuro educativo después de la COVID. En este área, el Anuario de Educación de Baleares subraya la importancia de la empatía y la gestión de las emociones en la educación.
En esta línea, el informe pone de ejemplo el trabajo realizado en el IES Calvià a través del programa Edemind. La jefa de estudios adjunta de Bachillerato del centro, Margalida Miralles, presente en la rueda de prensa, ha subrayado que este programa es «esencial ahora con la pandemia y también antes».
«Es necesario trabajar dentro del aula la gestión de los conflictos, la ansiedad y las emociones», ha indicado la profesora, quien a su vez ha remarcado que esta enseñanza adquiere la misma relevancia a nivel curricular que las competencias lingüísticas o matemáticas, por ejemplo.
Desde el IES Calvià realizan esta enseñanza basándose en el ‘mindfulness’ con profesores expertos en la materia y horas reconocidas en el horario escolar. «Es una materia más», ha aseverado Miralles, quien ha incidido en las consecuencias de la pandemia entre los alumnos del instituto, donde se han registrado más casos de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios: «Ha habido un aumento de forma espectacular».
Ante esto, la experta ha reclamado la ayuda de la Sanidad pública porque, según sus palabras, «no somos psicólogo aunque trabajamos y le damos importancia a la gestión emocional». «El estado de alarma desembocó en miedo, frustración y aburrimiento para muchos alumnos. Estas habilidades les sirvió para gestionarlo mejor», ha recordado.
Este proyecto del IES Calvià ha desembocado en la mejora de las evaluaciones de cursos en los últimos años y en la reducción de la ansiedad ante exámenes de Selectividad.
Margalida Miralles ha incidido en que son los equipos directivos los que deben gestionar este programa, no profesores por sí solos. Asimismo, ha admitido que otros centros tanto de Mallorca como a nivel nacional e internacional se han interesado por el programa.
ATENCIÓN A LAS TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS
El tercer bloque sobre el que el Anuario pone el acento es la integración de la tecnología en el ámbito educativo. En este aspecto, insiste en que se añada pero no como dispositivos, sino enmarcadas en proyectos de educación para mejorar la comunicación y los hábitos tecnológicos tanto de profesorado como alumnos y familias.
Para los expertos, la tecnología también debe ser una ayuda clave en el aprendizaje, en el fomento de la creatividad, la responsabilidad, la cooperación y superación entre otros. En la exposición, Amer ha puesto de ejemplo las experiencias del IES Joan Alcover y el colegio Sant Pere, de Palma.
Bartomeu A. Castell, del equipo directivo del IES Joan Alcover de Palma, ha detallado, en la rueda de prensa, que el programa del centro comenzó en 2015 como un proyecto consensuado e integrado en el programa educativo. «El objetivo era mejorar el aprendizaje».
En este sentido, desde el IES Joan Alcover trabajan en tres aspectos: agilizar la comunicación en el centro, el acceso a la información de manera ágil dentro del aula y el uso de esta herramienta como aprendizaje dentro del mundo real.
Castell ha recordado que tras decretarse el estado de alarma, en marzo de 2020, Educación decidió cerrar los centros de enseñanza en Baleares: «Pasó un viernes y el lunes estábamos dando clase con normalidad a través de esta herramienta de comunicación de esta plataforma».
En definitiva, el Anuario repasa las nuevas experiencias pedagógicas fruto de las adaptaciones a la pandemia en un marco de urgencia, donde algunos centros, tanto de titularidad pública como concertada, tuvieron que hacer frente a una enseñanza diferente.