En Baleares, los datos son aún más alarmantes, según la información recopilada: el índice de sobrepeso alcanza el 19 por ciento de la población docente, mientras que la prevalencia de la obesidad es del 9 por ciento. La franja de edad que va de los 11 a los 12 años, tanto en niñas como en niños, presenta los peores registros y se constituye como el grupo de mayor riesgo, con una incidencia en los casos de sobrepeso que llega al 24 por ciento.
Las causas que predisponen a desarrollar obesidad son múltiples y complejas. Existe, por una parte, una predisposición genética que hace necesario valorar los antecedentes familiares del menor. De hecho, tanto en Baleares como en otros territorios, los datos certifican que la tendencia a la obesidad de un niño o un adolescente es mayor cuando el padre o la madre, o bien los dos progenitores, son también, a su vez, obesos.
En esto tienen mucho que ver los condicionantes genéticos, como ya se ha dicho, pero no hay que descartar aquellos factores asociados al estilo de vida. Cuando en una unidad familiar no se respetan ni se observan las recomendaciones de los expertos en cuanto a la instauración de criterios nutricionales saludables, las posibilidades de que los miembros de ese colectivo sean obesos aumentan exponencialmente, y eso afecta tanto a los adultos como a los menores.